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SUB-REGION GUAJIRA
viernes, 1 de junio de 2012
Las Wayunkerra son las muñecas tradicionales de las niñas Wayuu.
Originalmente son hechas en barro, ahora, Wayunkerra Epinayu (Karmen
Ramírez Boscán) inspirada en su sueño personal y para honrar su nombre
tradicional, ha diseñado la Wayunkerra de trapo. Todas sus creaciones
son elaboradas totalmente a mano y tiene dos lineas, una que corresponde
a las Wayunkerra de juego y otra, que corresponde a las Wayunkerra de
exposición. Pronto publicaremos la colección completa de Wayunkerra.
Los tejidos Wayúu: lo mejor del crochet
- ¿Dónde se trabajan las artesanías?: La Guajira
- Región: Caribe
- Material: algodón
El tejer en la vida de la comunidad indígena Wayúu, que habita en la
Península de La Guajira, es mucho más que una actividad cultural y
herencia de sus ancestros. Tejer significa para los Wayúu mostrar a
través de su creatividad, inteligencia y sabiduría la vida así como la
sienten.
La tradición del tejido Wayúu
Los tejidos de los Wayúu fascinan por sus colores, diseños y la
complejidad de técnicas usadas en su elaboración. Los motivos típicos
para esta cultura son las representaciones de figuras geométricas que
simbolizan elementos de la naturaleza (animales, plantas, estrellas,
rastros, etc.) que rodean la vida cotidiana del Wayúu. Entre más
complejas sean las figuras, mayor valor adquiere la pieza.
Los tejidos Wayúu se caracterizan por el uso de colores muy fuertes y contrastantes.
Artesanías más representativas de los Wayúu
El chinchorro y la hamaca
El chinchorro y la hamaca, “camas
colgantes donde el Wayúu descansa, duerme, conversa, atiende visitas,
trabaja en los tejidos, procrea y trae hijos al mundo”, son dos
tejidos fundamentales de su cultura. La diferencia entre el chinchorro y
la hamaca consiste en que los chinchorros son elásticos y se elaboran
con tejidos sueltos y las hamacas son hechas con tejidos compactos y son
mucho más pesadas.
Para los interesados:
- Una hamaca o chinchorro hecho por los Wayúu puede pesar hasta seis kilos.
- Para elaborar una hamaca se necesitan entre dos a seis meses de trabajo manual.
- El trabajo de tejido de las hamacas y los chinchorros empieza por el llamado cuerpo central. Las demás partes se tejen por separado y se juntan.
- Los chinchorros elaborados por los Wayúu protegen del frío, gracias a su doble faz. Además, poseen los llamados “volantes laterales” o “flecos”, hechos de hilo, que cuelgan de lados del cuerpo del chinchorro y sirven de manta.
La mochila
Las mochilas son la máxima expresión del tejido Wayúu. Son fácilmente
reconocibles por sus colores y diseños. Las mochilas se elaboran de
algodón en crochet (técnica introducida por los misioneros católicos a
principios del siglo XX) o con ganchillo.
Para los interesados:
- Las mochilas son de corte circular y su tejido es compacto.
- Cada bolso lo elabora una sola mujer con su diseño propio.
- El trabajo de la producción de una mochila dura alrededor de 20 días.
SULEPU WAIREÑA
COTIZAS
Con cuero y cordones,
las mujeres arman las Kousü,
los hombres tejen Waireña
en la maquinita.
Kousü
Las kotisü, usadas
por hombres y mujeres. son cotizas armadas con plantillas de cuero y
cordones de lana o algodón de colores, montados al estilo ‘tres
punta".
Las plantillas en cuero de chivo o
de res, llevan tres agujeros: uno hacia la punta y dos hacia la mitad
dela plantilla, por entre los cuales se pasa un pequeño cordón
atulaa en forma de argolla, que se anuda por el revés de la
plantilla. Por entre las tres argollas se pasa un cordón atulaa, que se anuda y ajusta a la media del pie.
.
Susapatse Wayuu
Son las mismas cotizas kousü, de cordones al estilo "tres punta", pero con las plantillas en caucho de llanta usada.
Sobre
la primera capa de caucho de la plantilla se hacen tres pequeños
cortes u ojales: uno hacia la punta y los otros dos hacia la parte
media. Luego dentro de cada corte se coloca la argolla de cordón atulaa, que se cose con aguja por dentro del corte, sin que se vea la costura.
Por entre las tres argollas pasa el cordón atulaa, que se ajusta y anuda a la medida del pie.
En
ocasiones, las Kousü y las wayuu susapatse se adornan con bellotas,
que varían de tamaño, según la importancia de la mujer que las
lleva.
Waireña
Las waireñas son
cotizas cerradas que se caracterizan por presentar una plantilla en
caucho de llanta, a la cual van cosidas una cotilla y una talonera
de tejido "paleteado".
La
cotilla y la talonera, tejidas en lana o en algodón, pueden ser en
un solo color o también presentar diseños de líneas punteadas y
franjas de diversos colores sobre un color de fondo.
Según el estilo de la waireña, la
cotilla y la talonera, a cada lado de la cotiza, pueden estar unidas
por dos fajas tejidas o por dos cordones trenzados en atulaa.
La waireña común,
usada por hombres y mujeres, lleva la cotilla y la talonera unidas
por dos pequeñas fajas, hechas en el mismo tejido, color y diseño
que la cotilla y la talonera.
Estas fajas van
cosidas a la cotilla y la talonera y éstas a su vez van cosidas a
los ojales de la plantilla de caucho, igual que las susapatse wayuu.
Otro estilo de waireña, lleva la cotilla y la talonera unidas por dos cordones.
En este caso, la cotilla lleva tres ojales, uno hacia el centro y dos hacia los lados.
Para
armarla, cada cordón se dobla por la mitad y se monta en forma de
presilla a cada lado de la talonera. Luego, una punta de cada cordón
se introduce por entre los ojales de los lados, para salir por el
ojal del centro, mientras que la otra punta pasa directamente por el
ojal del centro.
Finalmente, las cuatro puntas de los cordones se atan con un moño doble.
“Pocas mujeres tejen con la técnica del tapiz Wayuu” |
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Lozani
Castillo es una de las pocas mujeres del pueblo Wayuu que se dedica a
elaborar tapices, técnica de tejido que es destinada a los hombres de su
comunidad y, en la que ha incursionado desde los 8 años cuando “el
gusanillo de la curiosidad” la atraía por la diversidad de colores.
Elaborar
un tapiz es una metáfora de vida para esta tejedora, pues son pocos los
que se dedican a tejer tapices y a conservar esta labor ancestral: “A
mi me enseñó mi abuelita materna, María Iguarán que vivía cerca de la
casa, hasta hace tres años que murió. Ella se esmeraba mucho y, ese
gusto por sus creaciones lo heredé” dijo Castillo mientras nos muestra
una de sus creaciones multicolores.
Lozani forma parte de un reducido grupo de mujeres que se interesan por los tapices, de
hecho dentro de su grupo familiar tan sólo su abuela y ella lo
cultivan, porque es una actividad que es transmitida de generación en
generación por los hombres de las regiones de Sinamaica, Paraguiapoa y
en la Alta Guajira (zona limítrofe), como garantía de preservación de
técnicas ancestrales de vida y cultura del pueblo Wayuu.
Para
ella el tapiz “es una verdadera obra de arte”, por tal motivo, invita a
las mujeres a que se incorporen al tradicional tejido como garantía de
su preservación, al aportar un beneficio económico a su comunidad, en el
cual invierten cerca de un día dedicado para las creaciones pequeñas y,
entre 3 a 4 días para los de grandes dimensiones.
Su
elaboración comienza al colocar en un tambor o aro una loneta que sirve
de base para entresacar los hilos multicolores de algodón y/o
sintéticos, previamente marcados en el diseño, al final se saca del
molde y se cortan las hebras.
El
origen de la técnica se remonta a un hermoso mito cosmogónico que
vincula este oficio a la pureza de una niña que en el paso del
crecimiento hacia la madurez física, recibió de una anciana araña toda
su sabiduría en el tejido. Este arte es una estrategia pedagógica
evocadora de los mitos originarios y de su representación y
supervivencia en el tiempo del pueblo Wayuu.
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